Jaume es un chico de tercero de ESO con TEA (trastorno del espectro autista). Su diagnóstico hace muchos años que le acompaña, al igual que sus compañeros, que lo conocen de hace muchos años y saben de sus particularidades.
Jaume (ése no es su verdadero nombre) ahora está en plena adolescencia. Siempre ha sido muy obsesivo y en los patios no se relaciona apenas con nadie. Durante el último año hemos observado preocupados como sus fijaciones aumentaban: en el recreo se limitaba a seguir una y otra vez las líneas que delimitaban uno de los campos de futbito.
Jaume sabe que durante los patios y las pausas de comedor, el tipo ese de castellano abre una clase para jugar a juegos. La orientadora estuvo tanteándolo para ver si quería participar pero no se le veía muy seguro. Estuve pensando qué juego podía proponerle, que pudiera entender y con el que pudiéramos conectar. Me decidí por Micro Robots, una pequeño juego editado por Devir en el que movemos a un robot por una especie de placa de microprocesador y que sólo puede avanzar por las casillas que coinciden en número o color con la que en ese momento está. Originalmente este juego está planteado para varios jugadores, que mentalmente deben calcular la ruta que tiene que hacer el robot desde su inicio hasta la casilla de salida, colocada al azar, y gana el que lo consiga antes con menos movimientos.
Así que un día me decidí, lo saqué de los servicios donde habitualmente pasa parte del patio ocultándose y lo subí al Aula de Juegos. Le expliqué el juego, al principio no acababa de entender que el robot sólo puede avanzar en línea recta a las casillas que coincidan con su número o color. Pero al ir haciendo partidas de demostración, la cosa fue mejorando. Al cabo de 5 o 6 partidas, ya era capaz de seguir la mecánica del juego. Jaume lo iba pillando, y a pesar de no mostrar ninguna emoción, veía que la cosa funcionaba. Habíamos conseguido conectar. Pero nuestro intento terminó aquí.
¿Por qué hago esta entrada? Jaume es un caso complicado de TEA. Puede seguir el ritmo de algunas asignaturas, y de otras está totalmente desfasado. A falta de personal que pueda atenderle en clase, sería recomendable para él poder tener una aula UEECO (Unitat Específica Educativa de Centre Ordinari amb Currículum propi), donde poder atender sus necesidades de forma individual. Jaume no titulará de forma ordinaria. Lo que queremos para él es que esté lo más integrado posible, lo más a gusto, y sobre todo, lo más feliz. Con estas horas de juego quizá no habremos conseguido muchos objetivos didácticos, pero creo que le han dado una ventana a Jaume para poder sentirse mejor. Quizá sólo eso, pero tenéis que entender que es tan importante que con eso basta.
¿Qué pasó a continuación? Nunca lo sabremos, porque en ese momento llegó el confinamiento del curso pasado, los colegios cerraron, y el Aula de Juegos echó el cierre. Jaume ya no volvió al centro porque, al siguiente curso, por voluntad de la familia se le derivó a una aula UEECO y terminó su escolarización en nuestro colegio. Espero de verdad que pueda seguir desarrollando su potencial donde quiera que le lleve su futuro.
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